El juicio a Félix Bautista y la reelección de Danilo o la reelección de Leonel para su cuarto período están íntimamente ligados.
Leonel sabe que debe desligar su nombre y su futuro del de Félix Bautista (así se lo aconsejaron mucho antes de este caso), para tener la posibilidad de ser reelecto. Pero no es tan fácil. Él mismo se encargó de dejar claro que el que se metiera con Bautista se metía con él.
Y ese mensaje se grabó en la opinión pública. Según cree la defensa de Bautista, es una opinión pública manipulada por pérfidos comunicadores dedicados a desprestigiar al senador.
La defensa de Bautista argumenta que éste es sumamente inteligente, trabajador y hábil, cualidades que harían posible fabricar una gran fortuna en ocho años. Y cree que los millones de Bautista están por calcular, ya que Domínguez Brito sería un perfecto tarado que suma tres veces los dineros para que parezcan más.
Por el contrario -sostiene la defensa-, Hotoniel Bonilla, después de hacer una exhaustiva investigación sobre el caso, concluyó que la palabra corrupción y el apellido Bautista no tienen sentido en una misma frase.
Si la reelección de Danilo encuentra apoyos incluso entre «no reeleccionistas», es porque la idea del regreso de Leonel y su anillo provoca aprensión. Leonel tuvo tres oportunidades, tres presidencias para ejecutar su idea de Estado. Este plan no incluyó atajar la corrupción, y su anillo paseó sus riquezas hasta lo grotesco.
El juicio no es un linchamiento; es la oportunidad de rebatir las acusaciones.
IAizpun
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